mundo minúsculo
LA OPORTUNIDAD
El cine que conecta España y Méjico
Hay muchas maneras de no entenderse, en eso, el ser humano es especialista. Somos capaces de darle la vuelta a las cosas como nadie, ponerlas boca abajo e invertir su significado. Dejar a otras personas en evidencia, dejarnos a nosotros mismos de la misma manera, sí, repetiré la palabra, en evidencia. Eso da mucho de qué hablar, genera debate. En lo que concierne al cine, hace poco leía la polémica suscitada por el hecho de que la película, Roma, laureada en los Óscar de Hollywood, había sido subtitulada al castellano en cines españoles. Algo que puede parecer innecesario o esencial, dependiendo del contacto que hayamos tenido con Méjico y su cine.
Pero lo cierto es que debatir cíclicamente sobre estas cosas no conduce a nada. Lo que resulta interesante es aprovechar la oportunidad que nos brinda el cine, en este caso durante el Festival de Cine en español de Málaga. La posibilidad de confrontar dos películas, en español, de ambos lados del Atlántico y poder escuchar y finalmente entender los matices del lenguaje.
Esta oportunidad la he tenido al ver dos películas de la sección oficial; Esto no es Berlín (Méjico) y Antes de la quema (España). La primera nos muestra la versión mejicana de la movida madrileña, allá por el año 86, coincidiendo con el mundial de fútbol que se desarrolló en aquel país. Lo hace a través de la historia de un adolescente desubicado que inicia un viaje hacia la experimentación y el descubrimiento del mundo del arte, la música, el sexo y las drogas.
La película muestra la realidad de un país que no es tan distinta de lo que se vivía en España, demostrando que no hay tanta diferencia entre unos y otros a pesar del Atlántico y de esa mirada de superioridad que, a veces, desde nuestras fronteras, le dedicamos a los países de América latina.
Tengo que reconocer que me ha costado seguir la película, al menos al principio, por aquello del lenguaje, del acento, las palabras y expresiones mejicanas que no usamos aquí y que nos cuesta atender, algo que, admito, ha supuesto una barrera.
Sin embargo, tengo que contaros la segunda parte de la historia, del aprendizaje que he vivido acerca de las barreras del lenguaje. Ha ocurrido mientras veía la película, Antes de la quema, de Fernando Colomo, sentado en la misma butaca del teatro Cervantes y contemplando la misma pantalla.
La película se sitúa en Cádiz, donde se desarrolla una trama en la que Quique, personaje interpretado por Salva Reina se ve involucrado en un robo de droga incautada por la policía y que va a ser incinerada en la planta en la que trabaja. Y mientras la veo descubro que tiene las mismas barreras lingüísticas que la película mejicana; el acento, las palabras y las expresiones gaditanas me resultan familiares y no me cuesta entenderlo.
Pienso que en la sala hay personas que, con total seguridad, sufren las mismas dificultades para entender muchas de las escenas y situaciones. La película me divierte, me entretiene, me hace reír. Pero verla con el recuerdo fresco de la peli anterior me hace pensar, en que la barrera del lenguaje es la misma. Entra España y Méjico, entre los propios españoles; andaluces, madrileños, asturianos… barreras físicas y culturales que, en realidad, no son tales, solo necesitamos poner un poco de interés en entendernos, acercarnos a esos matices del lenguaje y la vida, pero también de lo cultural y emocional.
Me alegro de que a través del cine podamos acercarnos y casi eliminar esas barreras, disfrutar de toda esa riqueza, llevarnos a casa ese aprendizaje. Yo me marcho a casa, contento de haber sido capaz de abrir la mente, por haber aprovechado la oportunidad. Os doy un consejo, no la dejéis escapar.